lunes, 26 de mayo de 2008

Déjenme morir por piedad os lo ruego

El brazo derecho no lo notaba . En cambio en el izquierdo sentía un fuerte escozor mientras que la cabeza me dolía enormemente. Estaba en una hendidura angosta en la que apenas entraba la luz ya que al mirar hacia arriba todo estaba cubierto por una maraña de raíces. Un olor a descomposición lo inundaba todo.
No sabía cuanto llevaba allí pero sentía una terrible sed y me encontraba muy cansado, tanto que apenas podía moverme.
Mil recuerdos aparecieron en mi mente. Mi infancia, mi adolescencia, el primer amor, mi vida conyugal con sus problemas, los hijos que me traían loco, mis sucesivas amantes, los problemas acuciantes del trabajo diario, los préstamos del banco,…
Todo eso carecía de importancia a medida que pasaba las horas y sentía como mi mente se iba desvaneciendo mientas mi cuerpo dejaba de sentir dolor. Pensé que si volviese a vivir dará importancia a las cosas que realmente la tienen y no perdería el tiempo ni en el que dirán ni en el tengo miedo a esto o a aquello. Creo que había vivido solo para trabajar y pagar letras. Vaya porquería de vida.
Sonreí, pensaba en la cara del cabronazo de mi jefe cuando viera que me he muerto y le he dejado un verdadero marrón en un trabajo que solo controlaba yo. Seguro que más que pena sentiría ira.
O en mi cónyuge soltando lagrimitas y loca de contenta pensando que por fin se ha quitado de encima a ese gordo impresentable que ronca por las noches. Jjajajaj, pero el préstamo de la casa que lo pague ella. Que yo cogeré la lira y a la nube que me asignen y a vivir, perdón a morir. Digo yo que iré al cielo porque el infierno estará ya a tope con tanto político y tanto presentador de tv. Me estaba gustando la idea de palmarla.
Noto un escozor en el pie. Una maldita rata me está lamiendo. Menudo bicho asqueroso, claro que peores son mis compañeros de oficina todos dispuestos a apuñalarme para ocupar mi puesto o el cerdo del vecino ese que saca la basura a las cuatro de la tarde. Como que esto de morirse es cojonudo. A hacer puñetas la crisis económica, los atascos matutinos, la hipertensión y la maldita suegra.
Oigo ruido son voces, hablan de mi, de que han localizado le coche, dicen que soy el enésimo turista que llego a Roiz de noche se ha salido de la carretera y ha caído en esta sima. Malditos sean mis salvadores. Me devolverán a mi mundo con mi legítima, la suegra, mi jefe y la madre que los parió a todos.
Déjenme morir tengan piedad de mi. ¡¡¡Socorroooooo!!!.

2 comentarios:

María Isidora Laffert dijo...

ufff. que texto!
me encanta la indecente sinceridad, sólo leí uno y suficiente para venir por más...

Anónimo dijo...

Por eso es mejor vivir y tirar pálante y no pararse a pensar, porque para unos cuantos ratitos buenos la mayoría son enrritaciones.
Muy bueno tu blog.