domingo, 30 de octubre de 2011

Un final inesperado


¿Mi vida?, un sinfín de hechos donde abundan más el dolor que el gozo
¿Mis amores?, nunca coincidentes, casi siempre desgraciados
¿Mi trabajo?, demasiado esfuerzo para tan pocas gratificaciones
Yo siempre fui un solitario
Tocado en el corazón
Trabajador incansable
Fracasado en el amor
Soñador de lo imposible
Imbricado de pasión
Romántico trasnochado
Iluso de la ilusión
Si llamaban a mi puerta
Por amor, a la sazón
Mi alma tan destrozada
Siempre respondía: no
Creo que la peor arma de un hombre es usar su cerebro. Sí, porque desarrollando ideas acabas poniendo la meta de tu vida tan alta que nunca vas a encontrar satisfacción en lo que tienes. Y es que la inteligencia es más que un don una desgracia. Estoy seguro que una almeja, una ameba o una cucaracha ni es feliz ni falta que le hace, Tampoco son desgraciados. Todos esos bichos basan su objetivo en encontrar comida para llevar una vida plena y a fe que lo consiguen en altísima proporción. El hombre, en cambio, siempre quiere más, tocar el cielo con las manos y eso es imposible. Si al nacer hubiera podido elegir mi coeficiente de inteligencia hubiera decido ser tonto de remate, pero no fue así incluso me alentaron para que supiera y aprendiera cada día más. Alimentan tu deseo de saber y de querer de forma insaciable y luego la vida se te hace muy cuesta arriba. Se puede desear y obtener un buen coche y una buena casa, por ejemplo, pero hay sueños que nunca se cumplirán porque no se consiguen con dinero.
Casi sin darte cuenta
En alguna ocasión
Sin pasión ni dolor
El amor llama a tu puerta
En sus redes te envuelve
Es algo inesperado
Y sucumbes a él
No lo habrías sospechado
Y aquella chica me cayó simpática. Si, no era de esas que buscan seducirte a toda costa y es por eso que me pilló desprevenido. Porque nadie sabe nunca como llega un amor ni cómo se va. Es más nunca se repite la misma historia salvo en el final. Por eso nunca aprendes para la próxima vez.
Y con grade ilusión
Mi amistad yo le presto
Luego sus ojos y su amor
Hicieron el resto
Y cuando tienes la miel en los labios, te olvidas de que hada hay eterno o casi nada. Crees que las cosas siempre van a ser así, que tú te lo mereces todo. Días de vino y rosas que te acostumbran a vivir en una nube hasta que inesperadamente el castillo encantado se cae en pedazos.
El amor tiene niveles
Y cuando alcanzas la cima
Puede que venga otro amor
Y se sitúe más arriba
Y como dijo el poeta tienes que arrancarte ese amor como se arranca el hierro de una herida la cual sangrará por mucho tiempo. Y eso hice yo cuando me confesó lo que ocurría. Pero en esos momentos no eres tú, tienes una locura transitoria que te impulsa a hacer cosas que no debieras…
Y loco de dolor
A los dos les seguí
A su nido de amor
En aquella casita
Donde ebrios de amor
Se ofrecían mil caricias
El amante abandonado, no solo es un desgraciado sino que puede acabar siendo pátetico en su desesperación.
No se cuanto tiempo estuve sin conocimiento pero cuando me desperté sentí mucho frío y un dolor intenso en la cabeza. Intenté moverme pero no podía. Pensé si todo era un sueño pero no. Veía sobre mi cabeza a unos metros hacia arriba una pequeña luz que durante largos ratos desaparecía.
Yo los quise espiar
Saltándome el seto
Y de bruces caí
En aquel pozo negro
El cuello me partí
Pero no el corazón
Porque ese ya estaba roto
De doler un gran dolor
Sentía a veces risas, jadeos y el lenguaje típico de unos amantes. Luego se iluminaba el agujero y por el me llegaba al rostro esas cosas que se pueden imaginar y que expulsamos todos los mortales desde las más bellas mujeres hasta los hombres más feos del planeta.
Porque el amor
Es lo que encierra
Para unos la miel,
Para otros la mierda
Súbitamente noté un cosquilleo en mi frente e imaginé algún tipo de insecto. Poco a poco ese cosquilleo se desarrolló en todo mi cuerpo notando unas tremendas picaduras en mi piel. Quienes fuesen me estaban empezando a devorar. Ni en mis peores pesadillas hubiera imaginado un final tan espantoso y cutre. ¡Yo que soñaba con algún acto heroico por el que fuese recordado!.
Como decía el Romance de la muerte del rey don Rodrigo:
“Ya me come, ya me come,
por do más pecado había.
en derecho al corazón
fuente de mi gran desdicha
Las campanas del cielo
sones hacen de alegría;
las campanas de la tierra
ellas solas se tañían;
el alma del penitente
para los cielos subía”
Y sin mis mejores atributos y con las piernas descarnadas, descansé para siempre. Bueno no descansé porque la desgracia persigue a los más desgraciados. Fui condenado a errar de por vida alrededor de la casa no pudiendo jamás entrar en ella
Cuando despunta el alba
Ella va a trabajar
Y una niebla la envuelve
Dicen que es el fantasma
Que todavía la quiere
Porque el amor es inmortal.

2 comentarios:

hilda gonzalez dijo...

muy bueno me rrreeee gusto

hilda gonzalez dijo...

me gusto muchoooo...