jueves, 20 de marzo de 2008

Aquella tarde de primavera


¿Pueden existir dos mundos simultáneamente?
Enem
El se puso a recordar...
Enem sentía que gran parte de su vida la había dedicado a trabajar y a cuidar de sus hijos. Enem tenía un buen trabajo, era bien considerado socialmente, pero no era feliz Poco a poco consumía su vida, y, llegando ya a la madurez, necesitaba darle un aliciente mas a su vida con un matrimonio destrozado, muerto acabado. Porque Enem necesitaba algo que no se compra con dinero, algo que es lo mas importante para un ser humano. Enem necesitaba el amor de una mujer. Necesitaba amar y ser amado. Su vida había estado marcada por demasiados convencionalismos sociales y el quería escapar de aquel corsé que lo oprimía y no lo dejaba respirar
Enem conoció a una chica en Internet. Poco apoco se hicieron amigos. Pero empezó a surgir entre ellos algo mas que amistad. Enem que en eso era muy ingenuo, como casi todos los hombres, no se atrevía a decirle nada a Christel, que así se llamaba, la chica, porque temía dañar esa amistad tan bonita.
Ella siempre lo defendía cuando lo atacaban en lo personal, pero le reñía cuando creía que actuaba mal. Y el sea acostumbró a sus riñas y leía sus mensajes en los paneles, descubriendo cuanta dulzura y humanidad había en ellos.
Y Enem empezó a quererla, sin haberla visto nunca, ni siquiera en fotos... y pensando en ella aquella tarde de primavera se durmió ...
Christel

Chirstel era una chica muy hermosa, inteligente e instruida. Poseía un corazón a pesar de su fuerte carácter, muy típico de su tierra natal. La vida de Christel estaba llena de sufrimiento y de soledad. Su vida actual era su hija a la que se dedicaba en cuerpo y alma. Pero un día volvió a conocer el amor y comenzó una nueva vida.
A Enem lo conoció en Internet. Se fijó en el porque estaba siempre enzarzado en discusiones políticas. Poco a poco se acostumbró a leerlo y a averiguar que se encontraba tras ese maremagno de diatribas apasionadas. Cuando le atacaba en lo personal ella lo defendía.
Ella resintió atraída por el casi desde le principio, pero nunca se lo dijo. Luego le mandó muchas señales, pero el, hombre al fin y al cabo, nunca se dio cuenta.
Consiguió su email y le escribió. Simuló que le gustaba otro para así hablar mas con el. Luego le mandó muchas señales, el siempre respondía muy cariñoso pero no daba el paso que ella quería...
Aquel día, después de comer, sintió sueño y se recostó en el sofá. Y pensando en el, aquella tarde de primavera, se durmió....
El Sueño

Y ambos despertaron en un mismo sueño... era una ciudad pequeña de casitas bajas, de color azul de una sola planta, situadas en la falda de una colina.. junto al mar, un mar de un color azul turquesa brillante que se extendía hasta el infinito. A la espalda del poblado se situaba una montaña de tupida vegetación de un color verde intenso. Bellos pájaros de colores, de formas diversa revoloteaban sobre el poblado. El centro del pueblo lo formaba una plaza circular con una fuente en su centro, de donde se salían pequeñas calles radiales.
Por dichas calles se podían hombre y mujeres, ataviados con túnicas de formas y colores diversos. Todos respiraban paz y felicidad en sus rostros.
Christel y Enem se situaron en una larga cola de gente. Estaban distanciados el uno del otro por lo que no podían verse. Cuando le llego el turno a Enem le condujeron a una casita situada casi al borde del mar. Entró en ella y se encontró con un hogar pequeño pero muy acogedor donde no faltaba ningún detalle. Abrió el armario del dormitorio y observó las diversas túnicas que había. Enem se duchó y se puso una de ellas de color azul. Luego exploró toda la casita, cocina, sala de estar, terraza y dormitorio. Había algo en esta última habitación que le llamó la atención y era una pieza rectangular de unos dos metros de altura y mas de un metro de ancho acoplada a la pared en frente de la cama. Era color ocre oscuro y no pudo averiguar para que era.
Volvió a la cocina y observó un ordenador en la encimera. Pulsó una tecla y pudo ver que aparecía un menú y un apartado con la palabra “comida”. Puso allí y seleccionó una suculenta merienda y rápidamente se abrió un torno y apareció aquel pedido. Enem disfrutó de su primera comida allí recordando con mucho cariño y nostalgia aquellos desayunos virtuales que ponía Chirstel en Internet.
A Christel también le asignaron una casa para ella. Tenia un dormitorio mas espacioso y un armario mas amplio con multitud de túnicas. Alfonso del dormitorio también existía esa extraña pieza rectangular en la pared. Christel también se duchó y al pasar por el espejo del cuarto de baño observó su figura, desnuda, bellísima con sus largos cabellos negros y sus hermosos senos. Luego se puso una túnica de color azul y salió a la terraza sentándose en un sillón de mimbre a ver el atardecer en el mar mientras tomaba un zumo de frutas. El viento ondeaba su cabello y adhería la túnica a su cuerpo marcando su figura y haciéndola aun mas atractiva.
Enem salió a pasear por la playa. Al pisar la arena se descalzó sintiendo la suavidad de aquella y el calor que aun retenía por las horas del sol. Al fondo pudo ver una fogata y gente que se movía alrededor de ella. Cuando llegó observó que había un grupo de personas asando sardinas con cañas clavadas en la arena como recordaba que se hacía en Málaga done le llaman “espetos”. Le sonrieron e invitaron a la cena. Enem tomó una cerveza y antes de dar el primer trago al alzar la vista sus ojos se quedaron fijos...no daba crédito a lo que estaba viendo.
Christel apuró su bebida y pensó en el. Aquello le parecía muy bonito pero se sentía sola, muy sola. Decidió pasear por la ciudad cuyas calle estaban ya solitarias observándose las luces en el interior de las casas. Allegar al fina de la calle vio que desembocaba en la playa. Christel se fue a la orilla y sentó sobre la arena oyendo las voces de un grupo de gente que estaba muy cerca de ella. Con una concha dibujó sobre la arena húmeda un corazón con las letras C&E y sus ojos se llenaron de lágrimas
Luego alzo la vista hacia donde se oían las voces y vio algo que hizo latir muy fuerte su corazón...

El Amor
Apartado de la algarabía se divisaba una figura de alguien que la miraba. La figura fue avanzando y pudo distinguir que era un hombre que...¡era él!. Se levanto y ambos corrieron a encontrarse. Fue un abrazo largo e intenso en el que sus corazones latían como potros desbocados. Buscaron sus bocas y se fundieron en un beso dulce poniendo en el la ternura acumulada en tantos días de espera, de deseo y de amor. El acariciaba su espalda y ella le revolvía el cabello mientras apretaban sus cuerpos como para fundirse en un solo ser. Luego se miraron a los ojos fijamente y se juraron amor eterno. Nuevamente se besaron esta vez con mucha pasión, con deseos de devorarse porque el amor es ternura pero también es fuego. Se tumbaron sobre una toalla en la arena, de costado uno frente a otros. Enem veía a Christel bellísima, su cabello ondulando al viento. Tomó sus manos y las besó, acariciando luego sus brazos y poniendo luego las manos en su rostro. Enem beso el cuello de Chrsitel, besos pequeños suaves poniendo el ellos todo el amor que su corazón sentía por ella. Ella besaba sus mejillas acariciando la incipiente barba de su amado.
……
Fue un acoplamiento de dos cuerpos y dos almas.
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Descansaron mucho tiempo fuertemente abrazados y luego a la luz de la luna, sus cuerpos desnudos recibieron las caricias de las olas del mar.
Cogidos de la mano fueron a sus viviendas, descubriendo que estaban pareadas una con la otra. Se despidieron brevemente para darse una ducha, cada uno en su casa. Cuando Christel acabó de ducharse y vestirse observó sorprendida que la pieza rectangular de la pared a los pies de su cama había desaparecido, quedando En su lugar un hueco que daba otra habitación. Sorprendida atravesó dicho hueco encontrándose con Enem, ¡las dos casas eran ahora solo una!.
Porque ya vivirían siempre juntos, porque el destino los había unido para no separarlos jamás. Porque el amor cuando es verdadero supera todas las dificultades, incluso todas las barreras de tiempo y espacio

Lo Eterno

Tanto Enem como Christel despertaron de aquel sueño aquella tarde de primavera. Se dieron cuenta que el destino les había proporcionado dos vidas para elegir y sin pensarlo eligieron la segunda. Volvieron a caer en un profundo sopor para no despertar mas. Dejaron sus cuerpos y fundieron sus almas en un abrazo intenso que las hizo fundirse en un solo ser. Y volvieron a su ciudad junto al mar, a vivir su amor eterno.

1 comentario:

Kibalu dijo...

"Fué un acoplamiento de dos cuerpos y dos almas...."